p. José Antonio Navarro
Según
ya lo comentáramos, los tanguitos, como también se denominaba al
tango, comenzaron a hacerse escuchar al mismo tiempo en diferentes
lugares y los tríos de guitarra, flauta y violín, animaban
los bailes con un muy escaso bagaje de melodías. Como también ya lo
expresáramos, el reducto ligado al tango desde su origen, fué el
prostíbulo. No obstante, había otros lugares donde también se
escuchaba y se bailaba el tango como por ejemplo:
Las
Academias. Las academias no eran burdeles ni tampoco salones de
baile. Comenzaron a funcionar en Buenos Aires allá por 1870 y
rápidamente se extendieron a barriadas como Barracas y
Constitución. Las hubo también en pleno centro de la ciudad y
allí se las podía ver, mostrando sus habilidades, a famosas
milongueras como "la Parda Refucilo", "Pepa", "La
Petisa Lola", la "Mondonguito", la "China
Venicia" o "María la Tero".
Los
"Peringundines". O "Piringundines", era el nombre
que recibían ciertos bailes que se daban para la gente común los
jueves, domingos y feriados desde las 4 de la tarde y hasta las 8 de
la noche. El dueño de casa cobraba a los hombres a razón de
un real por cada 5 minutos de danza y les pagaba a las mujeres que se
afanaban por atender a la clientela. Un bastonero, con golpes
de mano, daba las órdenes.
En
lo de Laura y la Vasca. Fueron éstas dos casas de baile que
mantuvieron por años su prestigio y aún conservan ese misticismo.
La de Laura, ubicada en la calle Paraguay 2512 y la otra, más
modesta, instalada en la calle Europa (hoy Carlos Calvo) al 2721.
En
lo de María la Vasca, se podía bailar con mujeres de la casa a
razón de tres pesos la hora bajo la mirada vigilante de Carlos, "el
Inglés", hombre "pesado", marido de la dueña, que no
permitía desbordes de ninguna índole. En lo de Laura, lugar
más lujoso, la clientela se componía de personajes selectos. Había
una vermout para los más jóvenes y horarios especiales para los
viejos. La casa de distinguía porque sabía complacer
inteligentemente a todos y también, por la calidad superior de sus
mujeres que no eran asunto de compadritos vulgares. En su
mayoría, las mujeres de Laura eran "mantenidas" y tener
una "mina" allí, era como poseer una fortuna. Uno de los
asiduos concurrentes a lo de Laura era el conocido actor Elías
Alippi siendo, atracción principal de sus salones, el piano de
Rosendo Mendizábal, autor de un tema perdurable...El Entrerriano.
Patios
de conventillos y salas familiares. El tango demoró varios años
antes de llegar a los patios de los conventillos. En ese
mundillo heterogéneo, que albergaba por lo general a una familia por
habitación, el clima era de trabajo y decencia. Sin embargo,
debido a su turbio origen, el tango era muy mal visto, incluso en los
ámbitos más humildes. Pero pese a estos estigmas, el tango ingresó
a los conventillos y en algún casamiento o fiesta compartida,
nunca faltaba algún audaz que instaba a los musiqueros a que se
tocasen un "tanguito", para bailarlo prolijamente, aunque
sin ejercitar los cortes y quebradas típicos de los burdeles.
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